domingo, 26 de julio de 2009

El plástico nos invade

¿Qué hacemos con las bolsas?

Todos los días, en todos los lugares, en la tienda, en el supermercado, en el almacén de ropa, de calzado, en la droguería, nos dan una bolsa plástica. Estamos llenos de bolsas y bolsitas, cajas y cajitas plásticas. ¿Y a dónde van a parar? Por supuesto, a la basura, al botadero.

Las bolsas plásticas no son biodegradables a corto plazo y por lo tanto contaminan el medio ya que permanecen ahí por un tiempo demasiado largo, al rededor de 100 años para su descomposición en pequeños trozos tóxicos. Desde hace un tiempo se oyen noticias acerca de la implementación en supermercados de bolsas plásticas biodegradables, pero hasta ahora no vemos un uso masivo de las mismas. O lo hacemos ahora, o volvemos al uso del costal de cabuya, la bolsa de tela y la canasta de fique para hacer mercado.

Foto tomada de: http://www.nousobolsasplasticas.com/

Nuevas tecnologías

Un grupo de investigadores europeos del Instituto de Tecnología Química de Alemania ha descubierto una fórmula que produce plásticos a partir de materiales extraídos de la madera, por lo que se puede reducir la dependencia del petróleo para producir plásticos.

Dos aspectos debemos destacar de este descubrimiento: el petróleo es una materia finita con fecha de caducidad en el horizonte próximo; al mismo tiempo, a diferencia de los plásticos derivados de esta materia —los cuales pueden tener un reducido ciclo vital y deambular eternamente por el planeta—, los plásticos derivados de la madera sarán renovables perennemente.

Una objeción importante: ¿la demanda de este plástico no incrementará la deforestación que hoy castiga a los bosques de todo el mundo? Es evidente que la sustancia, denominada ARBOFORM, es un elemento extraído de la madera; más específicamente, de la lignina.

La lignina es uno de los tres componentes de la madera que separa la industria del papel (los otros: celulosa y hemicelulos), pero como no produce papel se la utiliza como combustible. Es decir: a partir de ahora las fibras finas de la lignina no producirán más energía, sino plásticos que pueden ser reciclados las veces que se quiera. Las ventajas son considerables aunque solo observemos la disminución de la polución de plásticos que se dispersan por todo el ambiente.

Pese a sus desventajas ambientales, la implosión de los materiales plásticos ha incrementado la demanda: por ejemplo, los materiales que se utilizaban hace tres décadas en la fabricación de vehículos sólo un 5% era plástico… en la actualidad, el porcentaje oscila entre los 12 y 19%. Sustitución que derivó en mejoras ambientales: la disminución del peso de vehículo en casi un 50% posibilitó la reducción del consumo de combustible por cada kilómetro recorrido, y por tanto la emisión de gases tóxicos al ambiente.

Ahora sólo resta que la ciencia continúe con sus investigaciones para poder obtener un plástico renovable, de reciclaje ilimitado, cuyo uso no se restringa a aplicaciones limitadas y permita finalizar nuestra dependencia de los plásticos derivados del petróleo.

Fuente: http://www.ecoactualidad.com/proteccion-del-medio-ambiente/nace-un-plastico-reciclable-y-sustentable/

sábado, 18 de julio de 2009

Movilidad y Medio Ambiente

¿Mejora la movilidad?

Siempre hemos sabido que los vehículos consumen más combustible en marchas lentas (1a, 2a) que en marchas rápidas (4a, 5a); y si en las grandes y medianas ciudades nos hemos acostumbrado a los eternos trancones, es normal que los vehículos tengan que circular a marchas lentas. Este hecho ocasiona de por sí, que al consumir más combustible, de igual forma, expulse más CO2 a la atmósfera; a ello le sumamos que en un trancón el vehículo de atrás "aspire" el aire "sucio" y caliente que expulsa el vehículo de adelante, lo que genera que el motor no funcione de manera adecuada y consuma más combustible.

Este sencillo y básico análisis nos lleva a inferir que si en las ciudades se mejorara la movilidad en calles y avenidas, podríamos ver una reducción en la contaminación por CO2.

La movilidad en las grandes y medianas ciudades se ha vuelto un dolor de cabeza para los gobernantes de turno. Se ingenian métodos para mejorarla (pico y placa por ejemplo), pero no sabemos si es peor el efecto que tienen esas medidas en la ciudadanía que los beneficios en cuanto a movilidad y reducción en la emisión de gases tóxicos.

Imagen tomada de:
www.revistaca.cl/wp-content/uploads/131a/territorio_y_trans/

Casos para analizar

Mejorar la movilidad debe partir de cosas tan sencillas como la Planeación del espacio, que en varios casos, no se ha tenido en cuenta. Para la muestra describiré un par de obras públicas recién realizadas en la Ciudad de Bogotá, en las cuales se ve que la planeación, en cuanto al efecto movilidad, estuvo muy lejos de tener alguna intervención.

Recientemente se realizó frente al centro comercial Cafam Floresta la adecuación de todas las áreas comunes de acceso al CC. Para todos los que circulamos por este sector, peatones, usuarios del CC, vehículos particulares y de servicio público, simpre ha sido crítica la movilidad, ya que el Almacén, con más de 30 años funcionando y creciendo en el sector, nunca ha tenido en frente un puente peatonal que facilite el paso sobre la Av 68, ocasionando represamiento de vehículos al frente. Ahora, para la remodelación, no tuvieron en cuenta dejar bahías para el estacionamiento temporal del servicio público, buses, colectivos y taxis, o particulares que dejan o recogen pasajeros. El trancón en dicha zona es constante, eterno.

Otro ejemplo digno de mostrar está en la Av. Suba frente al CC Bulevar Niza. Allí había un puente peatonal que fue impactado y dañado por un camión, a lo cual la Administración Distrital optó por retirarlo en vez de repararlo; posteriormente hicieron la Troncal de Suba para Transmilenio y en vez de colocar nuevamente el puente, optaron por la genial idea de ubicar un paso peatonal con semáforo, a menos de una cuadra del otro semáforo de la Calle 127. La cercanía de los dos semáforos ocasiona represamiento y trancones eternos en el sector.

Este par de casos, y muchos más, nos muestran que la Administración no tiene una Planeación acorde con mejorar la movilidad y por ende, el tema de nuestro interés, reducir la emisión de CO2 en las grandes y medianas ciudades.

Al mirar la página web de la Secretaría para la Movilidad, pregonan con bombos y platillos su gestión, las multas, la normativad en cuanto al tránsito, en cuanto a la certificación de gases, etc, pero en cuanto su efecto y relación directa con el Medio Ambiente, NADA; al parecer esto se lo dejan al Ministerio del Medio Ambiente, para ellos no existe este componente. Es hora de que la Administración Distrital, La Secretaría de Movilidad, Planeación Distrital y el sector privado (Centros Comerciales, Industria, Comercio), en Bogotá y los entes encargados en todas las grandes y medianas ciudades trabajen en conjunto con el fin de prestar más atención a la relación de su gestión en pro de la mejora del Medio Ambiente en el entorno urbano.

sábado, 11 de julio de 2009

¿El G-8 decide por todos?

Notas al margen de la cumbre del G8

La crisis climática en la que está sumergido el mundo es provocada por la crisis energética, el consumo excesivo de recursos naturales, los modelos de producción que generan desechos y son perjudiciales, y una forma fundamentalmente antidemocrática y anti-social de manejar los recursos naturales, que ha impedido sistemáticamente que las comunidades locales tengan soberanía sobre sus propios recursos y opciones de desarrollo.

La historia de la explotación de crudo realmente desafía los límites de la decencia. El medio ambiente primitivo, las reservas naturales, los territorios indígenas y los sitios de biodiversidad no han sido respetados por las empresas petroleras y mineras que se han beneficiado con grandes ganancias sin compensar a las comunidades y gozando de impunidad.

Ningún acuerdo climático que modifique las metas generales de reducción de emisiones a largo plazo será suficiente para combatir la emergencia climática y las responsabilidades de quienes la generaron. Las actuales negociaciones de clima no se refieren a la necesidad de implementar políticas diferentes de energía, transporte, vivienda, agricultura y nuevos enfoques en otros sectores de la sociedad. Tampoco fomentan la necesidad de consumir menos, en particular en los países del Norte. La narrativa de clima mundial nos está alejando de la meta principal que cualquier acción debería tener: extraer y consumir menos y menos combustibles fósiles.


Los países del Norte deben adoptar cambios drásticos en sus patrones de consumo y estilos de vida, que reduzcan las demandas de energía y minerales, extraídos en su mayoría de los países del tercer mundo.

El enfoque del G8 a la crisis climática continúa siendo limitado y restringido al ámbito de mecanismos de mercado y la primacía del sector privado. Este enfoque ya ha probado ser un fracaso. Favorece solamente a las corporaciones para acumular más ganancias, no paga por la reparación de daños al medio ambiente y a las comunidades, generados hasta ahora y evita transformar sus negocios.


Los movimientos sociales internacionales están proponiendo estrategias para combatir el cambio climático, centradas en el individuo, las comunidades y las responsabilidades de las instituciones públicas y que enfrenten la capacidad de las multinacionales y ciertos gobiernos para evitar sus responsabilidades legales y éticas. Hay miles de prácticas alternativas a nivel de la administración comunitaria y local y existen propuestas de políticas a nivel local, nacional e internacional que han sido planteadas como parte de estrategias en este sentido.

Eliminar progresivamente la economía petrolera

La economía del petróleo ha llevado al mundo a niveles históricos de crisis, guerras y otros conflictos, corrupción, al igual que catástrofes que han desplazado a las víctimas de sus fuentes, más frecuentemente halladas en el Sur. El petróleo ha sido presentado como una fuente de energía barata, pero la realidad es que el verdadero costo del petróleo ha sido cargado hacia las comunidades locales empobrecidas y al medio ambiente. Sin darse cuenta, el mundo se ha vuelto adicto al crudo y sus derivados, de una forma que prácticamente llena nuestros cuerpos de petróleo.

Las emisiones de carbono deberían ser reducidas en forma drástica y se necesita en forma urgente una transición a un modelo diferente de producción y consumo para romper con la dependencia de nuestra economía de la extracción de combustibles fósiles. La extracción de petróleo casi nunca trae beneficios a las comunidades locales y a los pobres, por lo general las ganacias viajan hacia los países ricos del norte y los daños quedan en los países pobres del sur. Por el contrario, es una amenaza a la soberanía alimentaria y a los derechos humanos de los pueblos indígenas y locales.

Las nuevas fronteras de petróleo


La avaricia de energía hace que las empresas recurran a nuevas fuentes, como las arenas de alquitrán y el betún. Estas nuevas fronteras de extracción de petróleo son insustentables e irresponsables desde el punto de vista económico, ambiental y social. Mediante el uso de grandes cantidades de agua, energía y tierra provocan un daño irreversible al medio ambiente y el clima, que no tiene precedentes en la historia. Esta nueva extracción provoca más impactos que el petróleo y se prevé que aumente los niveles de conflictos y devastación de la naturaleza. Incluso con el agregado de estas fuentes de petróleo más sucias, el apetito insaciable de energía no será satisfecho.

No menospreciar el desarrollo local


La minería destructiva a gran escala es incompatible con los muchos sistemas culturales de pueblos indígenas y comunidades locales. En casi todas las operaciones y proyectos de gran escala, faltan consultas adecuadas y auténticas con las comunidades que van a ser afectadas. En casos donde las consultas públicas supuestamente son llevadas a cabo, a menudo son superficiales, no tienen en cuenta la cultura, son tendenciosas y en algunos casos engañosas y coercivas.

Defender los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales y priorizar el desarrollo y manejo de recursos comunitario e iniciado por las comunidades debería ser la prioridad de los movimientos sociales.

Políticas públicas para el bien común

El debate climático debe ser reenmarcado. Los gobiernos deberían dejar de una vez por todas de promover los intereses empresariales y promover políticas públicas con el fin de apoyar un modelo económico diferente centrado en el uso sustentable de los recursos naturales, para reducir el consumo, consumir producción principalmente local, proteger el medio ambiente y los derechos humanos, incluso los derechos de las comunidades afectadas a elegir como manejar los recursos de sus propios territorios.

El cambio de estilo de vida también debe llevarnos al uso sustentable de materiales locales en sintonía con las realidades climáticas en cualquier sector productivo de la sociedad, incluso en la construcción de viviendas. Esto requiere actos simples de reducción, reutilización y reciclaje de desechos. No hacen falta las tecnologías y las nuevas prácticas, el tema es la democracia en el acceso a las mismas y la necesidad de políticas sociales justas que garantizan el acceso a todos de manera adecuada, democrática y controlada, poniendo las comunidades en el centro y su derecho a decidir qué desarrollo seguir en respeto a la naturaleza y los derechos humanos.

Se necesita una transición urgente a una economía post carbono. Es hora de pagar la deuda ecológica que el Norte le debe al Sur, que los ricos le deben a los pobres.

El mundo necesita cambiar hacia fuentes de energía renovables, limpias y decentralizadas. El mundo debe avanzar lejos de las formas intensivas de combustibles fósiles de agricultura industrial y en cambio apoyar a los pequeños productores y los enfoques agroecológicos que han demostrado ser más adecuados y más productivos que los cultivos genéticamente modificados y otros que dependen de los aportes químicos artificiales. Debemos resistir la globalización corporativa.

La cumbre del G8 no puede decidir por el mundo. Los demás países del planeta, aquellos que ponemos nuestra cuota de quedarnos con los daños al medio ambiente, al suelo, al agua, a los bosques, a la fauna, debemos tener nuestro poder de decisión y no esperar otros 50 años para ver si, de buena voluntad, los países ricos redujeron en algo sus emisiones de co2 al medio.


Fuente: Amigos de la Tierra. http://www.foei.org/en/what-we-do/energy-sovereignty/global/2009/

domingo, 5 de julio de 2009

Educar en el Medio Ambiente

El ambiente está compuesto por varias dimensiones: la natural, la social y la cultural, que se encuentran en interacción permanente y responden a las relaciones que establecen los grupos humanos con los componentes naturales en los cuales se desarrollan sus actividades y sobre los cuales han tejido un entramado cultural particular.

En este marco de ideas es claro como el ambiente debe mirarse, pensarse y reflexionarse a partir de las realidades locales, regionales y/o nacionales, teniendo en cuenta las dinámicas culturales y sociales propias de cada comunidad, con el propósito de que las soluciones planteadas a los problemas ambientales existentes tengan validez, sean viables y sostenibles en el tiempo.

Es necesario hacer extensivo e intensivo a todos los niveles educativos, privados y estatales, los lineamientos del Programa de Educación Ambiental y Biodiversidad.

Contribuir a la incorporación del tema de la biodiversidad en los procesos educativos formales y no formales mediante la coordinación inter e intrainstitucional y con la sociedad civil en general y del diseño de estrategias, herramientas y productos que permitan la promoción, el fortalecimiento y la generación de procesos alrededor del conocimiento, conservación y uso sostenible de la biodiversidad, para hacer de ésta un tema que se inserte en el cotidiano vivir de las personas a nivel local, regional y nacional.

¿Cómo entender la educación ambiental?

Es un proceso que se basa tanto en la reflexión como en el análisis crítico permanente, mediante el cual un individuo y un grupo puede llegar a apropiarse de su realidad al comprender de manera integral las relaciones que se presentan en sus dimensiones natural, cultural y social.

En este orden de ideas, la educación ambiental tiene un papel muy importante en la formación de individuos, ya que facilita la construcción de conocimientos significativos y la apropiación de las realidades en las cuales se desenvuelven todos los grupos sociales.

Una de las grandes falencias en la educación ambiental se observa en los mínimos espacios y tiempos que se destinan para ello. Es necesario dar un mayor conocimiento, divulgación y cumplimiento a los objetivos definidos en la Política de Educación Ambiental, promulgada bajo el Decreto 1743 del 3 de agosto de 1994, por medio del cual se instituye el Proyecto de Educación Ambiental para todos los niveles de educación formal, se fijan criterios para la promoción de la Educación Ambiental no formal e informal y se establecen los mecanismos de coordinación entre el Ministerio de Educación Nacional y el Ministerio del Medio Ambiente.

http://www1.minambiente.gov.co/ministerio/educacion/politica_educacion_amb.pdf

Fuente: Instituto Alexander von Humboldt

http://www.humboldt.org.co/chmcolombia/servicios/jsp/educacion_amb/